viernes, 21 de enero de 2011

Extraño lugar

En un  planeta llamado Sora es cielo es color rosa y las nubes tienen adornos  encandilantes. Algunos las llaman hadas de las nubes. Pero eso no es  lo importante. Déjenme comenzar  a relatarles que es lo que sucede en este extraño y particular mundo.
Aquí los suelos mágicos están repletos de flores, de muchos aromas y colores. Aquí los seres son hermosos, ellos llevan una luz interior que los hace especialmente hermosos en todo contexto. Cada flor  es destina a un alma, que anda vagando por lo simple del mundo que la rodea. Dándole como misión reunirla con su otra flor. El camino será difícil y muchos obstáculos impedirán que las flores lleguen a su destino: la cumbre más alta en donde se unirían a su alma gemela. Algunos se perderán por los pasillos ocultos en la oscuridad, otros renunciaran a su misión. Pero como es debido, algunos terminaran en la cumbre donde morirán para renacer en una simple y bella flor.
Hubo un tiempo en el que los seres fueron perdiendo su entusiasmo, su curiosidad. Y todo el empeño que habían puesto era consumido lentamente por los dueños de la oscuridad.
Los pocos que avanzaban  veían con tristeza a sus conocidos esfumarse como simple tierra seca. Cansados  de tanto sufrimiento y tristeza dos amantes decidieron crear a la flor más hermosa, la más pura. Solo la flor más pasional restauraría la luz que los seres iban perdiendo poco a poco.
Como dolorosa decisión decidieron alejarse, tomar diferentes caminos para llegar más rápido a la cumbre. La famosa cumbre del árbol sabio. Y prometieron avanzar hasta su último aliento, hasta que su luz dejara de brillar.
Curvas y pozos, baches y sufrimiento, tristeza y dolor encontraron en sus caminos, marionetas de los dioses de la oscuridad los engañaban para poder vencerlos, pero siempre que un ser se sentía desolado y sin rumbo recordaban aquella promesa que había sido sellada con lágrimas de dolor. No podían rendirse, no ahora que estaban tan cerca. Y una vez más emprendían viaje dando por anulado todas las cosas que dejaron en su camino. Algunas ayudaron a continuar y también otras quedarían hasta el fin de los tiempos. Pero nunca dejaría de avanzar.
Aunque no lo crean el tiempo existe en este mundo y va comiendo los pasos de nuestros valientes amantes.
Cansados de todo y ya casi sin vida lograron llegar a la cumbre en donde el reencontrarse fue algo mágico y hermoso. Recostados entre sus compañeras las flores pudieron apreciar todo lo vivido. Y alumbrados por las famosas hadas de las nubes terminaron su recorrido fusionándose, en esa mágica flor de color rojo carmesí, la más pura, la más bella. La que por fin devolvería la luz a sus particular y hermoso mundo llamado Sora.

sábado, 15 de enero de 2011

Inocencia arrebatada

Pequeña inocente, dulce niña de cristal. Desquiciada mente aturdida por los pecados desconocidos. Vas corriendo a la deriva por un bosque tétrico.  Y vas llorando por algo que no entedes, dejando un rastro de lagrimas en el aire. Limpias la sangre de tus manos en tu ropa, harapos que no alcanzan para cubrir tu pureza. Imágenes borrosas se presentan en tu cabeza y voces desconocidas que confunden tus pensamientos, gritos de dolor se hoyen a lo lejos. Caes abruptamente al suelo, pero una vez más te levantas y seguís corriendo sin saber  a donde. Las ramas de los arboles te impiden el paso y van frenando tu dinámico recorrido. Solo la luz de la luna alumbra tu camino, ese que tanto te costó encontrar para poder escapar. Las desmesuradas raíces lastiman tus pies descalzos, y se escucha a lo lejos, ese crujir aterrador de los pasos  que siguen a tu persona, que intentan privarte de aquella libertad lejana que se puede sentir.
 Corres más fuerte, y vas dejando tu aliento en cada rincón de aquella encrucijada de arboles altos e inmensos.
Comenzó a llover y la tierra que antes lastimaba tu piel ahora se transforma en barro que atrapa a tus pies. El viento despeina tus risos alborotados que se atraviesan en tu vista. Te falta el aire, pero no dejas de correr. La furia y el miedo de regresar a ese lugar, oscuro y frio, no te permiten frenar.  Pero estas perdida, la luna ya no está para acompañarte, y el piso se vuelve cada vez más inestable. Resbalas y golpeas tu cabeza contra las rocas. Vas perdiendo la conciencia  pero podes escuchar, esa voz aterradora y penetrante que se acerca, y sentís esas manos húmedas y pegajosas que tanto conoces.
El camino termino y tu deseo de libertad se evaporo junto a tus esperanzas.
Despertas nuevamente atada a esa cama sucia y desprolija, encerrada en esa habitación oscura y fría, vacía como tu mente en el estado que te encontras ahora, bajo los efectos de quien sabe que mierda que intoxica a tu cuerpo cada vez mas.
Tu inocencia fue arrebatada por el simple hecho de cumplir los deseos de otros y satisfacer la codicia de una persona sin moral.

miércoles, 12 de enero de 2011

Ella relató su propia historia, pero no dejó final escrito.

Yo tenía la ilusión de pasar un día genial, de pensar que nada lo iba a arruinar.
Sentía muchas ganas de reír, pero me era imposible no sufrir.
Por dentro sentía que moría, que mi alma se iba desprendiendo de mi cuerpo lentamente.
Nunca me tocaba el final, yo solo seguía viviendo, con la idea de que en algún momento,
en pleno centro, caería y me encogería de dolor. Un dolor en el pecho que es indiferente para muchas de las personas. Era de esperar, finalmente caí y comencé a sentir lo que normalmente siento cada vez que me pasa esto. El costado derecho de mi cuerpo quedó completamente inmóvil, el corazón comenzó a bombear rápidamente, logré escuchar como ese sonido traspasaba mi cuerpo y llegaba a mi oído izquierdo. Y yo quedaba en un mundo que era ajeno a mí, no conocía a las personas, no llevaba la ropa que creía llevar, sus voces resonaban por detrás de mí pero ninguna me resultaba conocida, el lugar no era el mismo, la situación era diferente.
Cuando logré incorporarme al mundo real, me senté sobre sobre un colchón blanco y al lado mío estaban mi madre y mi padre.
-Estás en el hospital, hija.- Dijo mi madre llorando.
Mi padre la abrazó, la contenía. Al finalizar aquel contacto entre ambos cuerpos, papá se volvió hacia mí y dijo: - Estás aquí porque te has desmayado en la calle y has estado inconciente un buen rato. Por suerte tenías el celular encima y una mujer se comunicó con nosotros para avisarnos sobre tu accidente.
Pero yo no me había desmayado y estuve conciente todo el tiempo, hasta que me transporté a otro mundo, uno que era prácticamente irreal, pensé.
No llegaba a comprender por qué mamá lloraba, al final estaba bien, en un lugar seguro, cuidada por médicos. Al menos que haya algo de lo que no querian que me enterase.
El médico interrumpió mis pensamientos cuando me dijo que tendría que hacerme un tomografía, pues la caída contra el suelo, me había abierto una herida en la cabeza, provocándome la inconciencia.
Lo cierto es que mi cabeza iba y venía para todos lados, daba vueltas, subía y bajaba, hacía de todo menos quedarse centrada en un sólo lugar. Sentía constantemente puntadas en la parte de arriba de la nuca, mí vista se nublaba, casi ni escuchaba, no pensaba, no hablaba.
Luego de salir de la sala de Tomgrafías Computadas, el enfermero me sentó en una silla de ruedas y me dejó en la habitación junto a mis padres. Esa noche fue la peor de mi vida. No pude dormir, el dolor me consumía las neuronas, pensaba que el tiempo se acababa y mis padres locos estaban. Grité tanto, lloré, me pegué, intenté escaparme de tanto cablerío enchufado en mi cuerpo, pero nada me calmaba ese dolor insoportable. Entre tantas cosas que pasaban en ese momento, llegué a la conclusión de que esto no había sido un simple desmayo y que mi herida en la cabeza no tenía nada que ver, porque ya me había pasado antes. Comprendí, entre tantas deducciones, que estaba enferma.
El enfermero entró y aplicó una inyección sobre mi antebrazo izquierdo, era un sedante.
Consilié el sueño a las 05:30 de la madrugada, pero desperté cuando oí a mis padres en el pasillo de afuera, en la sala, con un médico.
Ellos gritaban y lloraban, el médico trataba de calmarlos, pero evidentemente nada de eso sucedía porque ellos no paraban de hacerlo. Entonces supuse que era algo extremadamente malo, cuando escuché lo que dijeron.
Había pasado una semana cuando le pedí a mi padre un cuaderno y una lapicera para escribir, y a partir de ese día era lo único que hacía. Decidí escribir mi propia historia, pero seguramente no podré terminarla y quedará inconclusa y para el que lo lea, no sabrá que ha sido de mí.
Pero sí escribí esto para ustedes, para mis padres:
Mamá y Papá: sé que están atravesando un momento difícil, que ninguno se imaginaba que esto pasaría. Mi aneurisma fue avanzando cada día más,hasta dejarme en un estado final. Sólo quiero hacerles saber que ustedes han sido mis máximos referentes a lo largo de mi corta vida, con apenas 20 años puedo decir que voy a dejar el mundo con mi mejor sonrisa, del sufrimiento, de los incesantes dolores, de las lágrimas. La verdad es que ya no soporto el dolor, no quiero estar así, prefiero morirme, lo sé, es demasiado extremista, pero que más da, si ya está. El destino me jugó una mala pasada, no se si me merecía esto. 20 años, no es nada, pero me llevo conmigo inborrables momentos, mis primeros pasos, mis primeras palabras, mi comienzo en el jardin, la primaria, la secundaria, mi fiesta de 15, la universidad, mis amigos que son personas increíblemente maravillosas y de las cuales vivirán conmigo hasta el final. Jamás me va a alcanzar la vida para agradecerles todo lo que han hecho por mí. Los amo, sinceramente, más allá de todo, los amo.
Mamá y Papá, gracias por darme la vida y gracias por terminarla junto a mí.
Así concluyó la carta hacia mis padres, ahora solo me quedaba esperar el final.

-Nuestra hija ha sido, es y seguirá siendo por siempre lo más hermoso que nos ha pasado en la vida- Dije.
Mi marido me respondió: - Nunca imaginé que me haya pedido un cuaderno y una lapicera para relatar su historia.-
-¿Te has dado cuenta de algo Pedro?- Le dije.
-No, ¿a qué te refieres?- Contestó.
-Está escrito en pasado, ella sabía que se iba a morir. Me dijo que nos ha escuchado gritar en el pasillo:
Luz va a morir, y a nosotros nunca nadie nos la va a devolver.Ella sabía de su Aneurisma. Es por eso que te pidió este cuaderno.
Pedro se fue a dormir, yo me quedé con el libro en la mano. Ya habían pasado 10 meses de su ida, pero yo estaba parada frente a la ventana, esperando a que vuelva.
 

Peculiarmente hermoso

Mis besos eran torpes, no podía coordinar los movimientos de mis labios. Asumiendo que en lo único que podía pensar, era en la situación que poco a poco nos envolvía a las dos. Me resigne a seguirle el paso, lentamente, suavemente, dulce y acido a la vez  y mientras el calor corporal subía, las respiraciones agitadas chocaban en el aire dejando llegar un suave sonido de placer a mis oídos, fue ahí cuando me di cuenta, tuve un momento de conciencia, pero al instante me deje sumergir en una felicidad pura y llena de magia.
Fui recorriendo con delicadeza cada centímetro de tu piel apreciándola como si fuera la primera y última vez que mis manos tocaran tanta suavidad. No quedo lugar de nuestros cuerpos  sin recorrer con caricias y besos.
Quise detener el tiempo aunque sea por un momento, un momento eterno lleno de  vos.
Hace tiempo ya que paso este maravilloso encuentro aquella tarde de lluvia. Por más que intento recordar  ese acto tan fuerte, mi cabeza tiene nubes que nublan mi visión. Ya no encuentro palabras para describir aquella magia, y poco a poco voy olvidando todo, tus besos, tus labios, tu sonrisa y ese sabor dulce que guardabas con misterio.
Solo me queda sentarme a esperar, que la pasión nos maneje como aquella vez y que algo nuevo se grave en mi memoria.


                                                                                                                          Macarena Gaona

lunes, 10 de enero de 2011

Regàlame otra noche como aquella.

Regàlame otra noche como aquella,
Que sòlo nos faltò la luna llena.
Las copas y el champàn en la bañera,
Las ropas esparcidas por la mesa.
Regàlame otra noche como aquella.


Alùmbrame por Dios, que voy a ciegas,
Perdì mi vida a manos llenas.
Salì del corazòn de las tinieblas,
No se si esto es amor o borrachera.
Pero regàlame otra noche como aquella.


La gata pareciò de porcelana,
Al ver que el nudo no se desataba.
Probè cuanto quisiste que probara,
Te amè como si el mundo se acabara.


Se oyò algùn tren lejano silbar en la distancia,
Y en la penumbra acariciè tu cara.
Al ver como la piel se te incendiaba,
El gato se volviò, nos dio la espalda,


Abràzame y veràs que no estoy muerta,
Arràncame de adentro malas yerbas.
Enrèdate en mi piel como la hiedra,
Que vengo de perder todas las guerras.
Regàlame otra noche como aquella.


Regàlame otra noche como aquella,
Renuèvame la sangre de estas venas.
Ya ves, uno se cree que esta de vuelta,
Regàlame otra noche como aquella.


                          Rocío Belén Chiquetto.

domingo, 9 de enero de 2011

Cuestión de sobrevivir.

No puedo encarar la vida sin tu luz, siento que lentamente te estoy perdiendo y no puedo hacer nada para traerte de nuevo aquí, conmigo.
Todo esta a punto de acabar y si algo me pongo a pensar es en dónde estas y si regresarás. No quiero alejarme de ti. Te extraño tanto, pero me vendiste para salvarte tú mismo. Eres el mismo de siempre, si todavía te importo no me lo dejes saber. Pero me doy cuenta que si tanto te amo te voy a dejar ir y me iré antes de que te enteres.
Los días pasan sin estar allí, todo era tan delicado, sólo tú y yo. Vámonos, abandonémonos, no intentes entender. Si no nos vemos es mas fácil, pero sólo te pido que nos quedemos juntos una noche más, algún día llegará el momento de decir adiós, pero lo cierto es que yo respiro cada respiración tuya, incluso si el destino nos separa, no importa lo que venga después. Tú eres todo lo que soy y lo que fluye por mis venas.
Todo fue un frío sueño que todos los días, a mí, me recuerda a lo vivido contigo, mañanas, tardes y noches.
Ya estoy cerca de tocar el cielo y de no bajar más a la tierra.
No pido que me extrañes y mucho menos que me llores.
Con eso ya dicho siento que me voy feliz y con una sonrisa, que sólo recordará la persona que en este momento esta clavándome una aguja en el antebrazo para que me duerma, el enfermero.
Por siempre estarás en mi corazón, sos el que hasta ahora lo esta haciendo latir, pero cuando todo termine y todo se esfume, yo ya no estaré más para recordar durante cuánto tiempo latió.
Si me duermo, muero. Ese era mi lema. Pero milagrosamente desperté y una vez más, sobrevivi.


                        Rocío Belén Chiquetto.

Confusión


Podría decir que me siento feliz por haberte visto, pero no es lo que quiero. Podría decir que me siento feliz con el solo saber que pensaste en mí una vez más. Podría decir que estoy feliz porque me dedicaste una de tus tantas locuras, pero todas esas cosas me llevarían a caer una vez más, en una ilusión irreal en la que mi ser  se sumerge en magia pura…
 Seria falso, pero sería felicidad en sí.
 Por más que intento descubrir  que es lo malo de perturbar  a mi corazón con emociones gratificantes, poco realistas, no logro entender  nada de nada. Sabiendo que es una felicidad efímera, cuyo fin esta cerca, provocando ese vacío incesante que queda en mí  después de un rato de recordar tu alegría junto a la mía. Después de un rato de recordar esa persona que tanto conquista mi corazón y maneja mis pensamientos.
Y  así estoy, engañándome una vez más… Una vez más caí en tu trampa, que acaba con mi esencia poco a poco, lentamente. Dando por anulado todas las cosas que alguna vez creí aprender. Todos los errores que alguna vez pensé no volver a cometer. Toda la confianza que no volvería a regalar, pero sobre todo los sentimientos que alguna vez pensé que podía controlar.
Es desesperante la forma en que intento alejarme de todo esto,  la forma en que voy buscando un afecto ajeno a mí para sentirme un poco más reconfortada. Entendiendo cada vez menos de la misma nada.
Gritando sentimientos que no escuchas, guardando lágrimas que no ves, reprimiendo caricias. Esperando ese momento… ese momento de amor eterno que nunca va a llegar. 

                                                                                      Macarena Gaona

sábado, 8 de enero de 2011

Locuras de un día de lluvia

Toma mi mano y comencemos a correr.
Debajo de la lluvia no me dejes caer.
Resbalar, golpear mi cabeza hasta sangrar
Gritemos a la inmensidad
¡Esta amistad nunca va acabar!
Pero sigamos corriendo, gritando…soñando un poco mas
No me sueltes, no te vayas.
No te alejes, no me dejes
Y ahora… recordando la historia en sus comienzos, me invade la angustia y el pensamiento latente de ya no verte más.
Pero no importa, porque sigo caminando bajo la lluvia incesante, que me da felicidad con solo verla bailar.
Danzar entre el viento y reír con sentimiento. 
Aliméntame con tu fuerza un poco más.
Y cuando deje de brillar, haceme recordar

                                                                                       Macarena Gaona

viernes, 7 de enero de 2011

Noche de soledad y remordimiento.

¿Cuantas veces te sientes sola en medio de la noche y no sabes qué hacer? Sólo sonries.
Piensas en esa persona que tanto te hizo llorar y te hirió.
Todo es cierto, recién ahora te das cuenta, cuando realmente nadie está contigo. Sientes una profunda decepsión, pero igual quieres agradecerle todo lo que hizo por tí. No hagas eso,no conviene seguir engañándote, ¿para qué? si todo importa poco o nada.
No te sientas sola sino acompañada, pero no ves a nadie ahi parado que te diga lo que tienes que hacer en momentos difíciles, a veces no es lo que parece, sino lo que tú te imaginas.
Piensas que él es genial y sin embargo miras a la oscuridad y se parece tanto a él, pero para ti, es único.¿Debes decirle lo que tiene que hacer? Busca por diferente caminos.
Él te rompió el corazón, pero tu sigues rompiéndotelo, mira a tu alrededor, no hay más chances,¿te sientes mejor? no lo creo, todo está peor que antes, no es necesario dibujar nada, tapar nada. Las cosas son como son. ¿Qué hago si te pierdo, me muero o sigo viva para recordarte? ¿Que tengo que hacer, pensarte tanto hasta olvidarte ? Si igual no puedo borrar ese recuerdo del que tanto me acuerdo.
Seguimos siendo los mismos, nada va a cambiar.
Nos imagino en las nubes... suena algo estúpido, pero debe ser el único lugar donde se haya la tranquilidad, el cielo.
Se acabará tan pronto, que no nos daremos cuenta. Te digo adios, pero yo no me voy de mi vida, sino tú de la mía. Vete y déjame en paz, eres un infierno que lentamente se prendió en micuerpo, pero aún no llegó al punto débil: el corazón.
Ojalá algún día te ilumines y enciendas mi cuerpo para que veas cuanta luz tenía cuando pasábamos todo el rato juntos. Cuando llega la noche, solo brilla por la luna, es ella quien mantiene viva la escencia. Y las estrellas son puntos brillantes sobre la oscura noche, que para mí, solo se iluminan cuando pienso en ti.
BASTA! que todo esto acabe pronto. Sólo pienso en esa tarde, donde estábamos bien, donde éramos felices o al menos eso intentábamos aparentar o ser, todo se esfumó como el humo y nada más quedó, adios a ese día, a los abrazos, a los besos, a las caricias, a tus labios y a tus hermosos ojos. Te digo adios con mi mano y tú te vas, precisamente para no volver, pero es inútil, das la vuelta y regresas de nuevo. Tengo que mantenerte la mirada por un segundo, sostenerla y quizás, asumir lo que nos pasó.
Sos feliz, soy feliz. Que te vaya bien, a mi me va bien. Hay una posibilidad de que mi vida mejore sin que estés conmigo, te lo agradezco si así sucede.
Será hasta el día que nos volvamos a ver.


                                 Rocío Belén Chiquetto.

jueves, 6 de enero de 2011

Siempre son brillantes, nunca opacos.

 No hay nada más incomparable que una tarde con amigos, y es la que acabo de vivir yo.
Son dos personas de las cuales estoy completamente orgullosa que ocupen un gran e irrevocable lugar en mi corazón. Siento que cada vez que estoy con ellos, mi alegría se multiplica notablemente, siento una leve tranquilidad pero un grave nerviosismo puro a la vez, difícil de controlar, pero es la consecuencia de lo que me produce estar con ellos tantas horas, siento que sus risas son mías, que sus palabras me llegan, que sus miradas me hacen volar, que sus sonrisas me brindan felicidad. Ellos saben que si están bien, yo estoy bien, que si están tristes, yo tambien lo estoy. Pero no hay nada mejor que dejar un poco atrás aquellas cosas que nos hacen pensar en que algún día todo acabará.
A veces me pongo a pensar que sin amigos, la vida sería triste y aburrida, por eso agradezco tenerlos día a día y poder disfrutarlos cada vez que puedo, porque sin ellos todo tendría su color gris.
El gris propiamente dicho, es un color que no tiene vida, da tristeza en vez de alegría.Conclusión: la vida sin amigos, sería completamente gris.
Por eso trato de remarcarlos siempre con un color que sea fuerte, llamativo, positivo, me atrevería a decir espectacular, brilloso, vibrante. Se darán cuenta, jamás opaco, jamás oscuro.
Lo opaco, precisamente lo opaca todo.
Lo oscuro, va a seguir siendo oscuro, mientras no le busquemos un color que le de vida. Por lo tanto, como los colores que se mezclan con el negro, siguen siendo oscuros, el negro, es negro hasta el fin.
Ustedes son los brillantes que iluminan mi día, nunca me lo opacan.