domingo, 9 de enero de 2011

Cuestión de sobrevivir.

No puedo encarar la vida sin tu luz, siento que lentamente te estoy perdiendo y no puedo hacer nada para traerte de nuevo aquí, conmigo.
Todo esta a punto de acabar y si algo me pongo a pensar es en dónde estas y si regresarás. No quiero alejarme de ti. Te extraño tanto, pero me vendiste para salvarte tú mismo. Eres el mismo de siempre, si todavía te importo no me lo dejes saber. Pero me doy cuenta que si tanto te amo te voy a dejar ir y me iré antes de que te enteres.
Los días pasan sin estar allí, todo era tan delicado, sólo tú y yo. Vámonos, abandonémonos, no intentes entender. Si no nos vemos es mas fácil, pero sólo te pido que nos quedemos juntos una noche más, algún día llegará el momento de decir adiós, pero lo cierto es que yo respiro cada respiración tuya, incluso si el destino nos separa, no importa lo que venga después. Tú eres todo lo que soy y lo que fluye por mis venas.
Todo fue un frío sueño que todos los días, a mí, me recuerda a lo vivido contigo, mañanas, tardes y noches.
Ya estoy cerca de tocar el cielo y de no bajar más a la tierra.
No pido que me extrañes y mucho menos que me llores.
Con eso ya dicho siento que me voy feliz y con una sonrisa, que sólo recordará la persona que en este momento esta clavándome una aguja en el antebrazo para que me duerma, el enfermero.
Por siempre estarás en mi corazón, sos el que hasta ahora lo esta haciendo latir, pero cuando todo termine y todo se esfume, yo ya no estaré más para recordar durante cuánto tiempo latió.
Si me duermo, muero. Ese era mi lema. Pero milagrosamente desperté y una vez más, sobrevivi.


                        Rocío Belén Chiquetto.

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