jueves, 6 de enero de 2011

Siempre son brillantes, nunca opacos.

 No hay nada más incomparable que una tarde con amigos, y es la que acabo de vivir yo.
Son dos personas de las cuales estoy completamente orgullosa que ocupen un gran e irrevocable lugar en mi corazón. Siento que cada vez que estoy con ellos, mi alegría se multiplica notablemente, siento una leve tranquilidad pero un grave nerviosismo puro a la vez, difícil de controlar, pero es la consecuencia de lo que me produce estar con ellos tantas horas, siento que sus risas son mías, que sus palabras me llegan, que sus miradas me hacen volar, que sus sonrisas me brindan felicidad. Ellos saben que si están bien, yo estoy bien, que si están tristes, yo tambien lo estoy. Pero no hay nada mejor que dejar un poco atrás aquellas cosas que nos hacen pensar en que algún día todo acabará.
A veces me pongo a pensar que sin amigos, la vida sería triste y aburrida, por eso agradezco tenerlos día a día y poder disfrutarlos cada vez que puedo, porque sin ellos todo tendría su color gris.
El gris propiamente dicho, es un color que no tiene vida, da tristeza en vez de alegría.Conclusión: la vida sin amigos, sería completamente gris.
Por eso trato de remarcarlos siempre con un color que sea fuerte, llamativo, positivo, me atrevería a decir espectacular, brilloso, vibrante. Se darán cuenta, jamás opaco, jamás oscuro.
Lo opaco, precisamente lo opaca todo.
Lo oscuro, va a seguir siendo oscuro, mientras no le busquemos un color que le de vida. Por lo tanto, como los colores que se mezclan con el negro, siguen siendo oscuros, el negro, es negro hasta el fin.
Ustedes son los brillantes que iluminan mi día, nunca me lo opacan.

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