domingo, 20 de febrero de 2011

Difícil expresarse

Amaneció en su cama, una mañana fría de invierno, con una sensación rara que corría por su interior. “Solo fue un sueño” pensó.  
Se levanto y fue hacía la cocina, vistiendo su pijama con lunares. En la casa no había nadie más que ella y sus dos gatos, y una nota de su madre que anunciaba que llegaría tarde. Ella asumió que una vez más se encontraría sola a la hora de cenar.
 Miro el reloj, eran las 6:22 a.m. y mientras el agua de la pava se calentaba comenzó a arreglarse para partir a la escuela. Se abrigo bien, pantalón de jean azul oscuro, una remera manga larga y un buzo de egresados de su hermano mayor. Sus zapatillas negras, consideradas según ella, sus zapatillas de la suerte. Desayuno un café que no termino y a las siente menos cinco abandono su hogar. Afuera todavía era oscuro y la neblina cubría gran parte de la calle. Prendió un cigarrillo y comenzó a caminar hacia la  parada del colectivo. Se sintió algo mareada, se le nublo la vista y poco a poco se deslizo sobre el cordón de la vereda. Se desmayo y poco es lo que recuerda después de eso.

Amaneció en una cama desconocida, una mañana fría de invierno. Se levanto, vistiendo un camisón blanco con olor a humedad y sus medias azules con rayas grises. Recorrió el cuarto con sus cuatro monótonas paredes de color blanco marfil. Miró por la ventana con barrotes que le mostraba el mundo hermoso e incomprensible como es. Afuera llovía, así que descarto la idea de que los médicos la dejen dar un paseo por los jardines llenos de mentiras y ansiedad.
Sonó la alarma, lo que indicaba que eran las 8:00 a.m.  Lentamente comenzó a vestirse, desganada y con el esfuerzo que le provocaba sacarse el camisón y ver su cuerpo denudo. Insatisfacción.  Vergüenza. Tristeza.
Saco del armario la poca ropa que poseía en ese lugar. Solo remeras ajustadas que su madre decidió comprarle después de una pelea que habían tenido. Remeras ajustadas.
Tomo una al azar, se la coloco rápidamente y luego, un suéter color gris que su abuelo le había regalado. Obviemos la parte en la que se coloca un pantalón cuatro veces más grande que sus caderas.
Golpearon la puerta, era la Dra. Martínez quien la venia retirar para llevarla hasta la sesión psicológica de grupo.
Se encontró una vez más sentada en una ronda, llena de dolor y misterio, pero sobretodo de incomprensibles palabras. Llego su turno de hablar.
-Buenos días Mayra, ¿cómo amaneciste hoy?-
-¿Cómo amanecí? Presa y vacía, como siempre. Pero estoy bien gracias, anoche me sumergí en un recuerdo.  Anoche soñé que amanecía en mi casa como todas las mañanas-
Anoche soñé recuperar mi vida como era hasta llegar a este lugar, del cual soy prisionera por una estúpida enfermedad que carcome mis pensamientos y mi interior lentamente. Y mientras me voy consumiendo, voy muriendo. En vez de encontrar una solución o siquiera una mísera respuesta, solo me ahogo en un mar de preguntas. Preguntas que quizás muchas de las chicas que también están aquí, se han hecho. Preguntas que me hago con el fin de liberarme un poco de la culpa, de saber que termine en este centro de ayuda contra la bulimia y la anorexia, por ser una estúpida más que se dejo influenciar por una idea errónea de la sociedad.

sábado, 19 de febrero de 2011

Lluvia


Quiero convertirme en lluvia y evaporarme cuando salga el sol. Pero sería llamada vulgarmente tiempo climático, y yo no quiero ser tiempo, solo quiero ser lluvia que se evapora cuando sale el sol. Pero me transformaría en humedad y la humedad  es algo bastante molesto, y yo no quiero ser molesta, solo quiero ser lluvia y evaporarme.
¿Tan complicado es convertirme en una pequeña gota de agua, y luego desaparecer?
¡Fuck!

¡Que alguien me explique!


Ibas corriendo por los pasillos de la felicidad, pero tu mundo empezó a desmoronarse y tropezaste con los escombros de la realidad. Comprendiste que no siempre hay amor y paz, y una vez más te perdiste en el abismo de la soledad.
No entiendo...

jueves, 17 de febrero de 2011

Paso a paso sigo el trazo de mi camino.


Irónico pensar que hasta hace una semana me consumía la tristeza de saber que se acercaba tu cumpleaños, y yo acá sin poder recordar siquiera tu voz. Me alegra saber que hace exactamente 8 días decidí decirte adiós, y poco a poco lo voy a logrando. Olvidarte, o por lo menos no sentir tu falta con tanta intensidad, y disfrutar de lo que me rodea hoy en día.
 Solo te deseo lo mejor que la vida te pueda ofrecer  en donde quiera que estés, desde donde quiera que este yo en este momento.
Feliz cumpleaños~
Adiós :)