Si miras atrás, cinco, diez, veinte años, el rostro de tu futuro se refleja.
El destino llega cada día para arrear las palabras y yo sigo escribiendo .
El péndulo cada día avanza rápidamente y al mismo tiempo éste llamado escuchas.
Es la ocasión de ser o no saber y se repite la sensación de NO quererte.
La tentación de querer abrir ahora mismo la ventana y asomarse a no sé qué milagro.
Y nada pasa.
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