miércoles, 16 de febrero de 2011

Miradas.

Pensar que te tengo delante mío y la mayoría de las veces no sé qué decirte, me quedo muda y mis labios no saben articular una sola palabra, la voz no se me escucha y sólo respondo tus preguntas con mis miradas.
Quizá no te diga nada o quizás si te digo algo suene estúpido o incoherente como suele serlo, no sé sí es tu presencia la culpable de mi silencio o si soy yo que de la única manera que puedo decirte las cosas es usando una lapicera y una hoja en blanco, pero tampoco puedo estar con ellos todo el tiempo.
Entonces decidí empezar a hablar y contestarte con palabras y de una vez por todas, dejar a mi mirada tranquila.

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