viernes, 22 de abril de 2011

Pequeños sueños

"En donde tus ojos eran dos puntos luminosos e infinitos que se elevan de la realidad."
Y de pronto el silencio invadió la habitación.
Quise sostenerte la mirada un instante, pero todo se volvió difuso,
caí en la cuenta de que había sucedido, había experimentado por
primera vez lo que era amar de verdad. Era sentir tus manos recorriendo
mi cuerpo desnudo y estremecerme en un suave suspiro.
Era escuchar tus palabras que tanto me podían y me jurabas amor eterno
entre besos y abrazos. Estando con vos el tiempo se paraba, el mundo nos aislaba
hasta dejarnos completamente en un lugar inventado para nosotros.
No voy a negar que cuando abrí mis ojos estabas ahí.
Pero ambos vestíamos la misma ropa que llevábamos puesta ayer,
el mismo calzado. Nunca nos tocamos de la manera que hubiésemos
querido tocarnos, nunca escuchamos las palabras que nos hubiesen
permitido comenzar con una muestra de cariño porque jamás nos
juramos amor eterno, será tal vez que lo eterno no existe y la
espera se hace insoportable e infinita. No nos besamos pero
sí nos abrazamos para demostrarnos mutuamente cuánto nos queremos, porque
sé que nos queremos. Es verdad que el tiempo se para, las agujas del reloj no
hacían ese ruido molesto tic-tac tic-tac tic-tac. El mundo nos quería ahí parados,
en ese lugar, en ese momento y mejor soñado imposible.
Porque claramente HABÍA IMAGINADO TODO MIENTRAS CONTEMPLABA
TU CARA DE ASOMBRO AL VERME PARADA EN EL UMBRAL DE LA PUERTA DE TU CASA.

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