domingo, 25 de diciembre de 2011

Florece la inspiración.

Por debajo de tus ojos siempre despierto, las sombras de algunos pocos sueños te han conducido lejos. La luna palidece en el cielo, meciéndose en su columpio de nubes de diversas formas. Y vos... Vos ya estás muy lejos de aquí. Tu respiración acompasada abre paso al pensamiento ajeno y al caos que ahoga nuestras vidas. Otro día, otra noche que te han llevado. Otra vez lejos de mí, mi vida.
Y ¿sabés?, yo seguiré estando aquí cuando necesites a alguien que te mime o un bello lugar para algún amparo. Ampararnos, refugiarnos juntos cuando el sol brille por encima del alba.
Anoche, cuando dormías entre mis brazos, me preguntaba dónde estabas en realidad, en qué maravilloso héroe te habrías transformado, si conseguirías por fín volar entre el cielo y la tierra de este artificial mundo y luego de tantas preguntas sin respuestas, al final le pedí a las estrellas que brillaban sobre nosotros que lo siguieran haciendo mil años más, y que te enviaran mis mimos y mi refugio eterno cuando yo ya no esté aquí para cuidarte. Así no te sentirás tan pequeño o vacío, navegando por la inmensidad gris de estos mares que un día tu pupila le robó a una postal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario