Si no podré llegar hasta la metay no podré sumirme en el silencio, deja que mi saber te vaya habiendo aquí.
Si tiene la medida la llama de mis ojos y lo que es mí verdad tan sólo es la cortaza de lo eterno,
deja que te entrevea en el rayo de un amor que parpadea .
Mi voz es balbuceo que no podrá alcanzar tu nombre entero, dejo que sea canto mi intención y los sonidos compongan palabras, no silbidos.
E iré marchando aunque se diluya mi horizonte.
Muriendo, renaciendo.
Porque tú asomas, yo vivo.
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